martes, 26 de junio de 2012

Carta a sus compañeros judíos de Jaika Grossman







Las noches de insomnio se apoderaron de mí. No puede evitar pensar que todo esto no tiene sentido. ¿Educar para qué? ¿A quién? Si ya todos conocemos cual va a ser nuestro destino, ¿para que seguir? ¿Para qué derrochar nuestras energías en un desafío inútil? Ni la educación, ni las armas nos ayudarán a vencer a los asesinos que buscan nuestro exterminio.  

Vilna, agosto de 1941

Queridos Compañeros

Hoy les escribo desde Vilna. La situación es crítica. Los nazis ya han ocupado la URSS y parecen no detenerse. Hace un tiempo, quienes estamos al frente del Hashomer Hatzair hemos decidimos postergar la Alia. No dejamos de lado nuestros ideales, nunca lo haremos. Una patria socialista en Eretz Israel sigue siendo nuestro horizonte, pero el peligro que nos acecha nos lleva a quedarnos un tiempo más en estas tierras.


Desde que Hitler invadió Polonia el 1 de septiembre de 1939 y comenzó la guerra nuestra vida se ha complicado de manera notable. Hitler ya manifestó en sus escritos el odio que tiene para con los judíos. Alcanza con leer algunos fragmentos de su libro más conocido, Mi Lucha: “Para ganar el poder político, el judío tiró las pocas prendas que aún podían arroparle. El judío democrático y popular se transforma en sanguinario, tirano de los pueblos. En pocos años, trata de exterminar a la clase intelectual nacional, privando a los pueblos de sus guía espirituales y llevándolos a un Estado que los predisponga a formar parte del lote de esclavos avasallados para siempre” . 


Dividimos nuestras fuerzas. Algunos compañeros liderados por Mordejai Anilevich volvieron a la Gobernación General para intentar resistir desde allí. Otros acompañados por Aba Kovner nos quedamos en Vilna para formar un frente unificado de todos los movimientos y por eso es que les escribo.
Yo entré al Hashomer Hatzair a los 9 años. No sabía bien porque lo hacía. Simplemente sentía que dentro del movimiento se luchaba por una justicia y una igualdad que afuera no encontraba. Todos teníamos los mismos derechos, vestíamos igual, no importaba edad, sexo ni clase social. Diez años más tarde es esa misma sensación la que me mantiene viva, activa, fuerte y por sobre todo esperanzada. Los nazis no quieren un mundo justo, nosotros si.


Desde que comenzó la guerra fui designada para estar en la conducción del movimiento en la clandestinidad. Ya no somos chicos preocupados por la revolución de octubre, hoy tenemos a nuestro cargo el futuro de nuestro pueblo y no podemos evadir nuestra responsabilidad. La guerra estaba evitando que nuestros niños vivan como niños, los había hecho madurar de golpe. Me emociona ver a mis janijim tomando la bandera de la jalutziut, dispuestos a dejar la vida por una justa causa. Me entristece saber que tanta maldad y violencia puede apoderarse de los humanos.


Las noches de insomnio se apoderaron de mí. No puede evitar pensar que todo esto no tiene sentido. ¿Educar para qué? ¿A quién? Si ya todos conocemos cual va a ser nuestro destino, ¿para que seguir? ¿Para qué derrochar nuestras energías en un desafío inútil? Ni la educación, ni las armas nos ayudarán a vencer a los asesinos que buscan nuestro exterminio. 
Por las mañanas intento seguir para salvar aunque sea mi orgullo. Aprovechando mi aspecto ario y los documentos falsos que conseguí, mi vida se desarrolla en la clandestinidad. Voy a recorrer los ghettos y ciudades donde haya integrantes de nuestro pueblo para distribuir armas y contarles las atrocidades que los nazis están cometiendo. La gente nos apodó las cashariot. Somos un grupo de mujeres que no conocemos límites ni fronteras, recorremos largos kilómetros sirviendo a nuestro pueblo; ¿Quién puede sospechar de una jovencita rubia con cara de inocente?
La conformación de un frente único de resistencia no puede esperar. Entiendo que les cueste trabajar en conjunto con quienes tenemos objetivos diferentes, con quienes no compartimos la visión del mundo ni la manera de logarla. Pero esta vez la causa lo vale. Hoy debemos priorizar la unión del pueblo para luchar por nuestra identidad y por nuestra dignidad. 

Atentamente 
Jaika Grossman


Movimiento Juvenil Judío Socialista.


Fuente: 



































sábado, 23 de junio de 2012

Carta al Papa Pio XI de Antonin Artaud



 


El mundo es el abismo del alma, Papa contrahecho, Papa ajeno al alma; déjanos nadar en nuestros cuerpos, deja nuestras almas en nuestras almas; no necesitamos tu cuchillo de claridades…



 

No eres tú el confesionario, ¡oh Papa!, lo somos nosotros; compréndenos y que los católicos nos comprendan.
   En nombre de la Patria, en nombre de la Familia, impulsas a la venta de las almas y a la libre trituración de los cuerpos.
   Entre nuestra alma y nosotros mismos, tenemos bastantes caminos que transitar, bastantes distancias que salvar, para que vengan a interponerse tus tambaleantes sacerdotes y ese cúmulo de aventuradas doctrinas con que se nutren todos los castrados del liberalismo mundial.
   A tu dios católico y cristiano que - como los otros dioses - ha concebido todo el mal:
1. Te lo has metido en el bolsillo.
2. Nada tenemos que hacer con tus cánones, index, pecados, confesionarios, clerigalla; pensamos en otra guerra, una guerra contra ti, Papa, perro.
   Aquí el espíritu se confiesa al espíritu.
   De la cabeza a los pies de tu mascarada romana, triunfa el odio a las verdades inmediatas del alma, a esas llamas que consumen el espíritu mismo. No hay Dios, Biblia o Evangelio, no hay palabras que detengan al espíritu.
   No estamos en el mundo. ¡Oh Papa confinado en el mundo!, ni la tierra ni Dios hablan de ti.
   El mundo es el abismo del alma, Papa contrahecho, Papa ajeno al alma; déjanos nadar en nuestros cuerpos, deja nuestras almas en nuestras almas; no necesitamos tu cuchillo de claridades.



Pio XI










domingo, 17 de junio de 2012

Carta de Paul Eluard a Gala (Niza, 1934)




Dalí y Gala

Piense lo que piense Dalí el fascismo, todos los fascismos defienden la patria, la familia y la religión. Las teorías racistas sólo están ahí para idealizar una causa tan baja (...) Y no voy a cambiar en vísperas del fascismo en Francia.



Niza, 7 de febrero de 1934.

Mi hermosa pequeña dorogaia, Miércoles


No estoy al corriente de lo que sucedió el lunes por la noche. Pero he sido informado de las decisiones que querían tomar, de las propuestas de exclusión de Dalí. ¿Cómo puede éste, sabiendo que ninguno de nosotros puede tolerar en absoluto su punto de vista, insistir en defender esa causa perdida? Sea cual fuere el punto de vista que adopte Dalí, el hitlerismo representa para mí todo lo que hay de odioso en el mundo. No puedo soportar un sólo instante que se sostenga que el internacionalismo es cristiano. Esa paradoja es propia de asnos. Piense lo que piense Dalí el fascismo, todos los fascismos defienden la patria, la familia y la religión. Las teorías racistas sólo están ahí para idealizar una causa tan baja. El único filósofo en que se basan es el lamentable Gobinau (te aconsejo la lectura del último número de la N.R.F., consagrado a él. ¡Qué miseria, qué inmundicia!).
En fin, como Dalí insiste y yo estimo que: 
l.° Será demasiado agradable para los fascistas tener un defensor como Dalí. 
2.° Que esta obstinación es una verdadera traición (objetivamente dará, por ejemplo, la razón a Aragon), ayer envié mi voto a Breton para que en el futuro disponga de él como mejor parezca.

No puedo oír sin encolerizarme semejante reto a todo lo que siempre he creído.
Mi pequeña Gala hermosa, tampoco se te oculta que no puedo pensar en esta separación, quizá ya consumada, sin una inmensa tristeza, pues temo que complique nuestras relaciones, ya tan raras. Ayer me levanté, me paseé durante horas con tu fantasma. Tú has hecho mi juventud, has hecho mi vida.
Te amo. Tuyo para siempre.

Paul

Y no voy a cambiar en vísperas del fascismo en Francia.





Max Morise, Max Ernst, Simone Breton, Paul Éluard, 
Joseph Delteil, Gala Éluard, Robert Desnos and 
André Breton, 1923




 Carta de amor de Paul Eluard a Gala (Abril de 1928)

Carta de amor de Paul Eluard a Gala (1930)

Carta de Paul Eluard a Gala (Niza, 1934)

Carta de Paul Eluard a Gala (1945) 

 

 

Grandes Obras de 
El Toro de Barro

PVP: 8 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es



Yo, que he sobrevivido a cien lanzas
y he hecho temblar el vientre
del desierto con uno solo de mis carros,
perdí ante tus ojos mi última batalla.
Ser cobarde en amor equivale a estar muerto.
Otros poemas de
Mercedes Escolano


 














martes, 5 de junio de 2012

Mensaje en una botella de Garret Blake a su esposa Catherine


"Anoche entraste en mi sueño, 
con esa sonrisa tuya que siempre me abrazaba como a un amante, 
y me acunaba como a un niño"

 

Siento no haberte hablado en tanto tiempo, me sentía como perdido, sin rumbo ni brújula, no paraba de estrellarme contra todo, estaba un poco loco, supongo…
Nunca había estado perdido, tú eras mi verdadero Norte, siempre sabía navegar de vuelta al hogar, cuando tú eras mi hogar…
 Perdóname por haberme enfadado tanto cuando te fuiste, sigo creyendo que ha habido un error, y estoy esperando a que Dios lo enmiende.
 Pero ahora estoy mejor, el trabajo me ayuda, sobretodo me ayudas tú…
 Anoche entraste en mi sueño, con esa sonrisa tuya que siempre me abrazaba como a un amante, y me acunaba como a un niño
Lo único que recuerdo del sueño, es una sensación de paz
Me levante con esa sensación, e intente mantenerla viva todo lo posible, te escribo para decirte que he emprendido un viaje hacia esa paz, y para pedirte perdón por muchas cosas:
Perdona por no haber cuidado mejor de ti para que no pasaras jamás ni un minuto fría, o asustada, o enferma
Perdona por no esforzarme más en buscar las palabras para decirte lo que sentía
Perdona por no arreglar la puerta…ya la he arreglado…
Perdona por haberme peleado contigo 
Perdona por no haberte pedido mas disculpas, era demasiado orgulloso
Perdona por no haber elogiado más toda tu ropa y todos tus peinados
Perdona por no haberme aferrado a ti con tal fuerza que ni siquiera Dios hubiese podido arrancarte de mí 

Firmado, con todo mi amor 
Henry






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Otras cartas de Garret Blake






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