viernes, 31 de agosto de 2012

Carta de amor a Gala de Paul Eluard (Abril de 1928)




"te amo sólo a ti, la más bella y en todas las mujeres sólo a ti te encuentro: toda la Mujer, todo mi amor tan grande, tan simple."


 
Eaubonne, abril de 1928
Lunes a las cuatro


Mi amor querido, mi dulce amor, sigo en cama. Acabo de tener un sueño maravilloso, uno de esos sueños diurnos donde las emociones físicas te dejan al despertarte toda la parte correspondiente al deseo... y el deseo que arrastras después, ya despierto, se parece tanto al placer del sueño. Estaba tumbado en una cama al lado de un hombre que no puedo identificar con seguridad, pero un hombre sumiso, soñador desde siempre y para siempre y silencioso. Le doy la espalda. Y tú vienes a tumbarte cuan larga eres pegada a mí, me besas los labios dulcemente, muy dulcemente y yo te acaricio bajo el vestido los senos, fluidos, tan vivos. Y tu mano pasa, muy despacio, por encima mío, busca al otro personaje y se aposenta en su sexo. Lo veo en tus ojos, que se turban lentamente, cada vez más. Y tu beso se hace más cálido, más húmedo, y tus ojos se abren más y más. La vida del otro pasa a ti y al poco rato es como si masturbaras a un muerto. Me despierto, ligeramente ebrio, incapaz de renunciar al placer.
Confieso que el regreso a Arosa no me parece triste, que de hecho no es un regreso a Arosa sino un regreso a ti, por consiguiente a mi amor. Por consiguiente, sólo una cosa deseo: verte, tocarte, besarte, hablarte, admirarte, acariciarte, adorarte, mirarte, te amo, te amo sólo a ti, la más bella y en todas las mujeres sólo a ti te encuentro: toda la Mujer, todo mi amor tan grande, tan simple.
Estoy mejor. Esta mañana ha venido Philippon, dice que hay que ser prudente, pero que no tengo nada en el pecho. Me ha dado para la nariz, que me molestaba mucho, una pomada de cocaína que me ha calmado inmediatamente.
He pensado muchas veces en mandarte libros, pero no los he encontrado hasta hace tres días. Y los leo antes de llevármelos, por prudencia. Tendrás al menos tres, de los que dos te gustarán, seguro que te encantarán.

Editorial Tusquets, 2004
En todas las cartas te digo que los vestidos están bien y estarás esperando el oro y el moro. No te hagas demasiadas ilusiones. Tengo, por el contrario, la impresión de que será apenas lo justo. En fin, con tal de que mi bienamada haga el amor bien desnuda... ¡y también bien vestida!
Recibí vuestro telegrama antes del sueño descrito al dorso. «Besos», decía. Eso fue lo que me inquietó tanto. Y también unos recuerdos reavivados, ya te contaré en Arosa. Pero sufro terriblemente de tu ausencia. Tengo una voluntad cada vez más fuerte de mejorar. Me sentí muy halagado por las alabanzas de una pequeña berlinesa muy bonita que me encontré en casa de Crevel (la conocimos en Berlín; quería vender dos pequeños Rousseau. Su marido era un joven pederasta [bastante] guapo, a ti te pareció hasta «muy apuesto»): que soy «grande y apuesto, con la cintura estrecha y los hombros anchos». ¡Que conserve sus ilusiones! ¡Quitárselas me parecería un sacrilegio!! ¡Ji! , ji! Te mando más fotos de tu Jouk que «también» se comporta muy «amablemente» conmigo, se sube a la cama. Le hablo de ti. Mueve el rabo, me apoya el morro en la mano.
Saldré sin falta el viernes por la noche. Deberíais salir de Magadino el sábado por la mañana, temprano, para llegar a Arosa por la noche, a menos que prefiráis quedaros el domingo en Magadino por razones [sic]. Os aseguro que no haré ningún reproche. En ese caso lo arreglaré todo en Arosa para recibiros dignamente. Mi deseo de veros no disminuirá por ello. 
En cualquier caso, lo cierto es que vuestra imagen no se separa de mí un instante, que os amo en todo: en todo, también en toda carne, en todo amor. Soy vuestro marido para siempre,

Paul



Os mando un dibujito que me gusta mucho. Para enmarcar. Y mis fotos. También me van a reembolsar un exceso de impuestos que pagó mi padre: 4 ó 5 000 frs. Voy a dormirme otra vez. Soñar con GALA. Os llevaré un poema para vos.





 Carta de amor de Paul Eluard a Gala (Abril de 1928)

Carta de amor de Paul Eluard a Gala (1930)

Carta de Paul Eluard a Gala (Niza, 1934)

Carta de Paul Eluard a Gala (1945) 


Grandes Obras de 
El Toro de Barro

PVP: 8 euros Pedidos a:
edicioneseltorodebarro@yahoo.es



Yo, que he sobrevivido a cien lanzas
y he hecho temblar el vientre
del desierto con uno solo de mis carros,
perdí ante tus ojos mi última batalla.
Ser cobarde en amor equivale a estar muerto.


Otros poemas de
Mercedes Escolano


 











lunes, 20 de agosto de 2012

Cata de Antonin Artaud a los maestros budistas.








"La lógica Europa aplasta sin cesar al espíritu entre los martillos de dos términos opuestos, abre el espíritu y lo vuelve a cerrar. Pero ahora el estrangulamiento ha llegado al colmo, ya hace demasiado tiempo que padecemos bajo el yugo. El espíritu es más grande que el espíritu, las metamorfosis de la vida son múltiples. Como vosotros, rechazamos el progreso: venid, echad abajo nuestras viviendas."




     Vosotros que no estáis en la carne, que sabéis en qué punto de su trayectoria carnal, de su vaivén insensato, el alma encuentra el verbo absoluto, la palabra nueva, la tierra interior. Vosotros que sabéis como uno da vueltas en el pensamiento y cómo el espíritu puede salvarse de si mismo. Vosotros que sois interiores a vosotros mismos, que ya no tenéis un espíritu a nivel de la carne: aquí hay manos que no se limitan a tomar, cerebros que ven más allá de un bosque de techos, de un florecer de fachadas, de un pueblo de ruedas, de una actividad de fuego y de mármoles. Aunque avance ese pueblo de hierro, aunque avancen las palabras escritas con la velocidad de la luz, aunque avancen los sexos uno hacia otro con la violencia de un cañonazo, ¿qué habrá cambiado en las rutas del alma, qué en los espasmos del corazón, en la insatisfacción del espíritu?

     Por eso, arrojad al agua a todos esos blancos que llegan con sus cabezas pequeñas y sus espíritus bien manejados. Es necesario ahora que esos perros nos oigan: no hablamos del viejo mal humano. Nuestro espíritu sufre de otras necesidades que las inherentes a la vida. Sufrimos de una podredumbre, la podredumbre de la Razón.

     La lógica Europa aplasta sin cesar al espíritu entre los martillos de dos términos opuestos, abre el espíritu y lo vuelve a cerrar. Pero ahora el estrangulamiento ha llegado al colmo, ya hace demasiado tiempo que padecemos bajo el yugo. El espíritu es más grande que el espíritu, las metamorfosis de la vida son múltiples. Como vosotros, rechazamos el progreso: venid, echad abajo nuestras viviendas.

    Que sigan todavía nuestros escribas escribiendo, nuestros periodistas cacareando, nuestros críticos mascullando, nuestros usureros deslizándose en sus moldes de rapiña, nuestros políticos perorando y nuestros asesinos legales incubando sus crímenes en paz. Nosotros sabemos - sabemos muy bien - qué es la vida. Nuestros escritores, nuestros pensadores, nuestros doctores, nuestros charlatanes coinciden en esto: en frustrar la vida.

    Que todos esos escribas escupan sobre nosotros, que nos escupan por costumbre o por manía, que nos escupan porque son castrados de espíritu, porque no pueden percibir los matices, los barros cristalinos, las tierras giratorias donde el espíritu encumbrado del hombre se transforma sin cesar. Nosotros hemos captado el pensamiento mejor. Venid. Salvadnos de estas larvas. Inventad para nosotros





Carta a los maestros budistas.

Carta a los rectores de Europa

Carta a los directores de asilos de locos

Carta al Dalai Lama

Carta al Papa Pio XI



















jueves, 16 de agosto de 2012

Carta a su padre de un soldado alemán, desde Stalingrado.







"La muerte debería ser siempre heroica, emocionante, fascinadora, por un fin grande y convincente. En realidad, ¿qué es? Es reventar, morir de hambre, de hielo, nada más que un hecho biológico como comer y beber....Es una muerte bestial que luego un dia será glorificada en frisos de granito con 'guerreros moribundos' con la cabeza o el brazo vendados."



No sé si podré hablarte una vez más, por eso es bueno que esta carta llegue a tus manos y que lo sepas ya en caso de que algún dia llegue a aparecer. Las manos se han perdido, ya desde principios de diciembre. En la izquierda me falta el meñique, pero lo que es peor, en la derecha se me congelaron los tres dedos de enmedio. Sólo puedo coger el vaso con el pulgar y el meñique.
Me siento muy torpe. Sólo cuando a uno le faltan los dedos se da cuenta de cómo sirven también para las operaciones más pequeñas. Kurt Hahnke -me parece que lo conociste de tiempos del colegio, en el 37- hace 8 días, en una callejuela de la Plaza Roja,  tocó una canción en  en un piano de cola. No sucede todos los días. La casa habia sido volada, pero el instrumento, seguramente por compasión, lo habian sacado y puesto en la calle. Todos los soldados que pasaban martilleaban las teclas y yo te pregunto que dónde, en qué otra parte del mundo se encuentran los pianos en las calles. 
Me he asustado cuando he visto los mapas. Estamos completamente aislados, sin ayuda desde fuera. Hitler nos ha dejado. Esta carta saldrá si el aeródromo está todavía en nuestras manos. Estamos al norte de la ciudad. También los hombres de la batería lo sospechan, pero no lo saben tan claramente y de modo tan cierto como yo. Y asi es como se espera el fin. Ni Hannes ni yo caeremos prisioneros. Ayer vi cuatro hombres que cayeron prisioneros de los rusos, después de que nuestra infantería recuperara el puesto avanzado. No, no caeremos prisioneros. Cuando caiga Stalingrado, lo oirás y lo leerás, y entonces sabrás que yo no vuelvo.


La muerte debería ser siempre heroica, emocionante, fascinadora, por un fin grande y convincente. En realidad, ¿qué es? Es reventar, morir de hambre, de hielo, nada más que un hecho biológico como comer y beber. Caen como moscas y nadie piensa en ellos, nadie los entierra. Yacen por todas partes aquí en torno, sin brazos, sin piernas, sin ojos, con el vientre desgarrado. Se deberia rodar una pelicula para hacer imposible 'la más bella muerte del mundo'. Es una muerte bestial que luego un dia será glorificada en frisos de granito con 'guerreros moribundos' con la cabeza o el brazo vendados.


"...Así ya sabes que no volveré. Dilo con cuidado a los padres. Un tiempo fui confiado y fuerte, ahora soy pequeño y desconfiado. No entenderé mucho de lo que sucede aquí, pero lo poco en lo que tomo parte es ya tan grande que no lo puedo tragar. No me pueden hacer creer que los camaradas mueren con las palabras 'Deutschland' o 'Heil Hitler' en los labios. Se muere, eso sí, no puede negarse. Pero la última palabra es para la madre o para la persona más querida, y acaso es sólo un grito de auxilio. He visto ya caer y morir a centenares, y muchos eran como yo miembros de las Hitlerjugend, pero todos, si aun eran capaces, pedian ayuda o invocaban el nombre de quien ya no podia socorrerlos".


"Tú eres coronel, querido papá, y del Estado Mayor. Tú sabes lo que significa todo esto y me ahorrarás así explicaciones que podrían sonar a sentimentalismo. Es el fin. Pienso que pueda durar aun unos 8 dias. Luego el anillo se cierra. No quiero indagar los motivos en pro o en contra de nuestra situacion. Estos motivos son perfectamente insignificantes ya, y sin ninguna importancia, pero si pudiera añadir alguna cosa querría decir solamente: no busqueis cerca de nosotros la razon de esta situacion sino cerca de vosotros, y cerca de quien es el responsable. ¡Llevad la cabeza alta! Tú, papá, y los que son de tu misma opinion, estad alertas, que no suceda nada todavia peor a nuestra patria. Que el infierno del Volga sirva de advertencia. Por favor, no hagais que el viento disperse esta enseñanza".

Un saludo
















  

martes, 7 de agosto de 2012

Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio






“No, no es fácil querer mucho”...






México, Enero 10 de 1945

Muchachita:

No puedo dejar pasar un día sin pensar en ti. Ayer soñé que tomaba tu carita entre mis manos y te besaba. Fue un dulce y suave sueño. Ayer también me acordé de que aquí habías nacido y bendije esta ciudad por eso, porque te había visto nacer.
No sé lo que está pasando dentro de mí; pero a cada momento siento que hay algo grande y noble por lo que se puede luchar y vivir. Ese algo grande, para mí, lo eres tú. Esto lo he sabido desde hace mucho, más ahora que estoy lejos lo he ratificado y comprendido.
Estuve leyendo hace rato a un tipo que se llama Walt Whitman y encontré una cosa que dice:

El que camina un minuto sin amor,
Camina amortajado hacia su propio funeral.

Y esto me hizo recordar que yo siempre anduve paseando mi amor por todas partes, hasta que te encontré a ti y te lo di enteramente.
Clara, mi madre murió hace 15 años; desde entonces, el único parecido que he encontrado con ella es Clara Aparicio, alguien a quien tú conoces, por lo cual vuelvo a suplicarte le digas me perdone si la quiero como la quiero y lo difícil que es para mí vivir sin ese cariño que ella tiene guardado en su corazón.
Mi madre se llamaba María Vizcaíno y estaba llena de bondad, tanta que su corazón no resintió aquella carga y reventó.
No, no es fácil querer mucho.

Juan


Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio (1)

Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio (2)

Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio (3)


Grandes Obras de 
El Toro de Barro
PVP: 8 euros Pedidos a:
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Yo, que he sobrevivido a cien lanzas
y he hecho temblar el vientre
del desierto con uno solo de mis carros,
perdí ante tus ojos mi última batalla.
Ser cobarde en amor equivale a estar muerto.




Otros poemas de

 
 
 
 
 




lunes, 6 de agosto de 2012

Quinta carta de Henry Miller a Brenda Venus







Querida Brenda:

 

La escena que me viene a la mente se repite con frecuencia. Estoy en tu casa mirando tus cuadros. Inmediatamente me ofreces algo de beber. La bebida se nos sube a la cabeza. Vistes una camisa muy fina y transparente. Por encima del ombligo no llevas absolutamente nada.Tus pechos son espléndidos. Tienes el aire de una bailarina. (Como un Degas) Tus piernas son fuertes y hermosas.

   De repente me lanzo sobre ti y te arranco la camisa. El pelo negro y copioso de tu sexo me pone de inmediato tenso. Hundo tu mano entre tus muslos y advierto que ya estás húmeda. Pareces muy excitada, dispuesta a hacer lo que sea. No me sorprende. Te conozco desde hace siglos, quiero decir de anteriores encarnaciones. Hemos sido amantes muchas veces. En ocasiones eras prostituta del templo, en la India, en Egipto y en otros países. Siempre eras una mujer para el placer, pero siempre religiosa. Tu religión era siempre el “sexo”, como los actuales practicantes del Tantra. Enseñas a los jóvenes, hombres y mujeres. Para ti es una cuestión artística. Por eso parece ahora que fueras una experta. Sin el menor rubor te acaricias suavemente el coño con la mano derecha.





   Entonces…con dos dedos de cada mano abres la hendidura entre tus piernas y me muestras los pequeños labios que tiemblan como un pajarillo. El jugo fluye abundante; tus muslos centellean.Sin decir una palabra pones la mano en mi pantalón y empuñas mi pene (el tronco, si lo prefieres). Tus manos tan fuertes, pero delicadas, juegan con él como si fuese un instrumento musical. Estas sofocada e irresistible. Quiero “jugar” inmediatamente, sobre todo cuando pones tu lengua en mi boca. Después tu boca empieza a lamer suavemente mi sexo. Es difícil permanecer en pie. Afortunadamente está cerca el sofá. Caemos sobre él juntos, boca sobre boca, miembro contra coño. Pero todavía no te he penetrado. ¡Qué caliente estás!. Me llenas de besos. Deseo besarte. Estás entregada. Me agarras el pene y te lo pones entre las piernas. Entra suavemente, lentamente incluso. Tu órgano esta deliciosamente formado. Es angosto y profundo. Me retienes como lo haría un dedo. Naturalmente no puedo aguantarme más. Me voy al igual que tu al mismo tiempo. Permanecemos así durante algunos instantes, entrelazados como serpientes. Trato de librarme pero tu no me lo permites. Me sujetas con tu poderosa musculatura. Al cabo de un rato advierto movimientos en tu interior. Poco a poco empiezo a hincharme. Ahora alzas las piernas y las colocas sobre mis hombros. Estás totalmente abierta y mojada. No cesas de acabar. Tus ojos se dirigen hacia el techo. Me pides que continúe, que no me detenga. Me dices, “cogéme, Henry, cogéme!. Métela hasta la manija. ¡Estoy tan caliente!”. Es la primera vez que utilizas ese lenguaje conmigo. Oírte me vuelve loco. “Dios, dame fuerzas, déjame poder”, me digo a mi mismo, “y te besaré eternamente”. No olvides que te estoy contando una fantasía. No entiendo de dónde salen las fuerzas para darte tan prolongado placer.

  Eres insaciable. Haces toda suerte de movimientos y, en ocasiones, gestos que resultan absolutamente delirantes y obscenos. Has perdido la cabeza. Eres sexo y nada más que sexo. Sabiendo que podrías matarme te apartas de mí para que pueda recobrar el aliento. Pero no cesas de acariciarme, especialmente con la lengua. Y tu cuerpo sigue ondulando sobre mí. ¡Me besas como una posesa!.¿Y después qué? ¿qué posición?. Soy yo el que te propone que hagamos el amor como los perros......







CARTAS A BRENDA VENUS

Primera carta de Henry Miller a Brenda Venus...

Segunda Carta de Henry Miller a Brenda Venus

Tercera carta de Henry Miller a Brenda Venus

Carta cuarta de Henry Miller a Brenda Venus

Quinta carta de Henry Miller a Brenda Venus

 

 

CARTAS A ANAIS NIN

Dos cartas tumultuosas de Henry Miller a Anaïs Nin

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin

 

 






LIBROS RECOMENDADOS

Un manojo de cartas póstumas del poeta Carlos Edmundo de Ory a su compañero y amigo de fatigas vanguardistas Eduardo Chicharro.





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