Mi señor:
Sé que cuando dos caminantes "se cobijan bajo el mismo árbol y sacian su sed bajo el mismo rio" todo ha sido determinado por su karma de una vida anterior. Durante los últimos años tú y yo hemos compartido la misma almohada como marido y mujer que han decidido vivir y envejecer juntos, y me he apegado tanto a ti como tu propia sombra. Eso es lo que yo creía y pienso que que ésa era tu impresión sobre nosotros.
Pero ahora he sabido de la empresa final que has decidido emprender, y aunque no podré estar contigo para compartir el gran momento, me regocijo sólo con saberlo. Se dice que (en la víspera de su batalla final) el general de China, Hsiang Yü, aunque era un valiente guerrero, se lamentaba profundamente de dejar a la señora Yü, y que (en nuestro propio país) Kiso Joshinaka lamentaba separse de la señora Matsudono. He abandonado toda esperanza sobre nuestro futuro común en este momento, y (atenta a su ejemplo) he resuelto dar el último paso mientras todavía vives. Te estaré esperando al final de lo que llaman el camino hacia la muerte. Rezo para que nunca, nunca olvides la gran recompensa, profunda como el océano, alta como las montañas, que nos ha sido concedida durante tantos años por nuestro señor, el príncipe Hideyori.
Al señor Shigenarimg Gobernador de Nagato,
de su esposa
Traduccion de Vicent Tuset
Ilustracion: Acuarela China
Si de algo estoy segura es de que nunca podría ser la mujer de un militar... de sólo imaginarlo con las manos manchadas de sangre, o dando órdenes por doquier, hace que me eche para atrás. Por razones que no vienen a cuento he conocido mujeres de militares, y siempre me ha admirado esa suerte de pragmatismo ante la vida y la muerte que suelen tener. Cuentan con ello desde que se enamoran. Como Shigenari, vaya.
ResponderEliminarRecibida su misiva en mi buzón. Agradezco sus palabras y comprensión. Es un placer mantener relación epistolar con usted, que me lee conjuntando percepción y sentimiento. Sus otras epístolas son, cuanto menos interesantes. Los amores dejan efluvios entre sus espacios. Le dejo aquí este saludo con la esperanza de nuevos encuentros
ResponderEliminarSiempre he tenido la impresión de que las mujeres japonesas(orientales en gral.)son especiales, distintas a nosotras las occidentales, como si el espíritu de sacrificio y sumisión fuera un gen de más con el que nacen.
ResponderEliminarEn este caso la carta de amor es preciosa , habla de una lealtad y fidelidad más allá de la muerte.
Destaco algo que me llamó mucho la atención,
"...Rezo para que nunca, nunca olvides la gran recompensa, profunda como el océano, alta como las montañas, que nos ha sido concedida durante tantos años por nuestro señor, el príncipe Hideyori (?)..."
En fin , supongo que habrá que situarse en la época en que fue escrita para poder comprender su significado, verdad?
Amigo mío será un gran placer seguir leyéndolo, le dejo
besos desde este Sur muy cálido y lluvioso
REM
Intento ponerme en la mirada de Shigenari y sólo así soy capaz de entender tanta lealtad.
ResponderEliminarBajo esa misma mirada me quedo con sus primeras palabras:
"Sé que cuando dos caminantes se cobijan bajo el mismo árbol y sacian su sed bajo el mismo rio todo ha sido determinado por su karma de una vida anterior."
Gracias por dar a conocer de nuevo tan bella carta.
Un abrazo