"He aprendido a decir tu nombre mientras duermo... y el viento lo ha llevado hasta los montes y lo ha puesto en las
espigas de los trigales. Y lo murmura el río...
Clara: hoy he sembrado un hueso de durazno en tu nombre"
Desde que te conozco, hay un eco en cada rama que
repite tu nombre;
en las ramas altas, lejanas; en las ramas que están junto a nosotros, se oye.
Se oye como si despertáramos de un sueño en el alba. Se respira en las hojas,
se mueve como se mueven las gotas del agua. Clara: corazón, rosa, amor...
Junto a tu nombre el dolor es una cosa extraña. Es una cosa
que nos mira y se va, como se va la sangre de una herida; como se va la muerte
de la vida. Y la vida se llena con tu nombre: Clara, claridad esclarecida. Yo
pondría mi corazón entre tus manos sin que él se rebelara. No tendría ni así de
miedo, porque sabría quién lo tomaba. Y un corazón que sabe y que presiente
cuál es la mano amiga, manejada por otro corazón, no teme nada. ¿Y qué mejor
amparo tendría él, que esas tus manos, Clara?
He aprendido a decir tu nombre mientras duermo. Lo he
aprendido a decir entre la noche iluminada. Lo han aprendido ya el árbol y la
tarde... y el viento lo ha llevado hasta los montes y lo ha puesto en las
espigas de los trigales. Y lo murmura el río...
Clara: hoy he sembrado un hueso de durazno en tu nombre
Juan
Carta de amor de Juan Rulfo a Clara Aparicio (1)
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Yo, que he sobrevivido a cien
lanzas
y he hecho temblar el vientre
del desierto con uno solo de mis carros,
perdí ante tus ojos mi última batalla.
Ser cobarde en amor equivale a estar muerto.
Preciosa carta, realmente precioso ese sentimiento y su manera tan sencilla de expresarlo.
ResponderEliminarRecuerdo una frase de un libro que se me quedó grabada : " El amor es un sentimiento tan hermoso, capaz de apaciguar la bestia que anida en el alma de los violentos ".
Sólo hace falta saber, llegar a él.
Saludos.
"He aprendido a decir tu nombre mientras duermo... Lo han aprendido ya el árbol y la tarde...".
ResponderEliminarHermosísima carta.
Una vez más sus elecciones y sentimientos llenan estas páginas de una belleza inusitada.
Me pregunto cómo sería cada amanecer sin amar, sin amor...
Piesso que, en algún momento de la vida, todo el mundo ama. Pero hay pocos privilegiados que sepan expresarlo tan maravillosamente.
ResponderEliminarHe llegado aquí por recomendación de una querida amiga y compañera y ahora entiendo por qué lo hizo. Enhorabuena por las tres páginas en las que he estado ensimismado.
ResponderEliminarMi sincera admiración. Seré uno más de sus atentos seguidores.
Juan Manuel
Rulfo era apasionado, amante de sus raíces más profundas, como lo era su mujer y su vida...
ResponderEliminarUn biko grande!
Yo también pondría mi corazón, sin que él se rebelara, entre las manos de alguien que escribe tan bien.
ResponderEliminarUna lectura deliciosa.
Bonitas cartas, estas las tengo yo en mi blog. Saludos.
ResponderEliminarLetras maravillosas para expresar el amor.
ResponderEliminarQué suave caricia entrar en tu lugar, pasión a raudales hay por aquí.
Un abrazo.
Bien definido: monumento literario al amor que escuece. Es tanta la intensidad de los sentimientos, la profundidad de la compenetración con la persona. Esa definición del amor que se desprende del sujeto y avanza hacia la otra persona, ofreciéndole lo mejor de sí mismo, me ha parecido de una belleza y una lírica impresionantes.
ResponderEliminarUna belleza intensa, intensa.
Besazos.
Una delicia pasear el sentimiento de estas cartas.
ResponderEliminarSin dudar, mi corazón, quedaría prendido entre cada una de sus lineas.
Bellísimas palabras del enamorado a su enamorada.
Gracias por estos regalos Carlos.
Un beso.
Lucía.
Si yo hubiera recibido una carta así, creo que aún estaría llorando. Y es que tanto amor es una carga hermosísima, pero carga al fin, porque el riesgo de decepcionar o de no estar a la altura es tan grande... Y al mismo tiempo, hay algo que escapa siempre al amado. El amor está en el que ama.
ResponderEliminarEstas cartas maravillosas nos hacen situarnos en otra dimensión. Besos.
"No puedo dejar pasar un día sin pensar en ti. Ayer soñé que tomaba tu carita entre mis manos y te besaba...."
ResponderEliminarMaravilloso , cuánta dulzura y pasión en esta carta, yo tbn me hubiera enamorado de alguien que me escribiera de ese modo.
Me encanta Whitman, que bueno que Rulfo haya elegido sus versos para expresarle a Clara la dimensión de su amor.
Mi estimado Carlos , grxs por estas cartas preciosas que son una caricia para mi corazón.
Besos desde el Sur.
REM
Caro Carlos,
ResponderEliminarQue cartas tan preciosas... caminar por esas palabras - leves y iluminadas por el amor - hace dibujar una sonrisa en la cara, en el corazón...
Um grande abraço,
Carlos,
ResponderEliminar:) delicioso sentir...
Que bien supo Tania expresar lo que he sentido yo misma al leer esta carta.
Un abrazo
Qué maravilla Juan Rulfo, como siempre... esto me trae algún dulce recuerdo de mis tiempos estudiantiles, en que pudiendo estudiar el Siglo de Oro nos tomábamos un respiro leyendo Pedro Páramo, hablando de Pedro Páramo, tomándonos un Tía María con Pedro Páramo, imaginando a Juan Pedro Páramo Rulfo, que escribió una sola novela, creo, y que siempre decía que los cuentos se los contaba su tío... no recuerdo su nombre, un hombre de pueblo, claro, que son los portadores de antorchas e historias, y convierten a los garabateadores de palabras en cronistas del fuego. Un hombre fiel, Juan, austero, y no me alcanzan los dedos de las dos manos para incluirlo en todos ellos. Bueno, espero que se entienda. Soy fan de Rulfo, y una de las pocas cosas que me dejado allá, y que lamento, fue el Pedro Páramo de nuestras tertulias. Gracias por la carta y por los bonitos recuerdos.
ResponderEliminarBesones.