"...Tú eres el espacio y la noche, el aire y el agua que bebo, el
silencioso veneno y el volcán en cuyo abismo caí hace tiempo, hace siglos,
desde antes de nacer, para que de los cabellos me arrastres hasta mi muerte"
Te quiero con tu gran
crueldad, porque apareces en medio de mi sueño y me levantas y como un dios,
como un autentico dios, como el único y verdadero, con la injusticia de los
dioses, todo negro dios nocturno, todo de obsidiana con tu cabeza de diamante,
como un potro salvaje, con tus manos salvajes y tus pies de oro que sostienen
tu cuerpo negro, me arrastras y me arrojas al mar de las torturas y de las
suposiciones.
Nada existe fuera de ti, sólo el silencio
y el espacio. Pero tu eres el espacio y la noche, el aire y el agua que bebo, el
silencioso veneno y el volcán en cuyo abismo caí hace tiempo, hace siglos,
desde antes de nacer, para que de los cabellos me arrastres hasta mi muerte.
Inútilmente me debato, inútilmente
pregunto. Los dioses son mudos; como un muro que se aleja, así respondes a mis
preguntas, a la sed quemante de mi vida.
¿Para qué resistir a tu poder? Para qué
luchar con tu fuerza de rayo, contra tus brazos de torrente; si así ha de ser,
si eres el punto, el polo que imanta mi vida.
Tu historia es la historia del hombre. El
gran drama en que mi existencia es el zarzal ardiendo, el objeto de tu venganza
cósmica, de tu rencor de acero.
Todo sexo y todo fuego, así eres. Todo hielo y todo
sombra, así eres: hermoso demonio de la noche, tigre implacable de testículos
de estrella, gran tigre negro de semen inagotable de nubes inundando el mundo.
Guárdame junto a ti, cerca de tu ombligo
en que principia el aire; cerca de tus axilas donde se acaba el aire. Cerca de
tus pies y cerca de tu manos. Guárdame junto a ti.
Seré tu sombra y el agua de tu sed, con
ojos; en tu sueño seré aquel punto luminoso que se agranda y lo convierte todo
en lumbre; en tu lecho al dormir oirás como un murmullo y un calor a tus pies
se anudará e irá subiendo y lentamente se apoderará de tus miembros y un gran
descanso tomará tu cuerpo y al extender tu mano sentirás un cuerpo extraño,
helado: seré yo. Me llevas en tu sangre y en tu aliento, nada podrá borrarme.
Es inútil tu fuerza para ahuyentarme, tu
rabia es menos fuerte que mi amor; ya tú y yo unidos para siempre, a pesar
tuyo, vamos juntos.
En el placer que tomas lejos de mi hay un
sollozo y tu nombre.
Frente a tus ojos el fuego inextinguible.
T
FUENTES: Sobre el poeta y pintor surrealista peruano Alfredo Quíspez Asín (1903-1956), más conocido como César Moro, existe en la red una información tan abundante como escaso es el conocimiento que se tiene de él. Aconsejamos adentrarnos en esta hermosa playa interior que dedicó a su persona y a su obra La isla de la ternura; también proponemos la lectura del poema recogido en la revista Descontexto, que nos servirá, además, para disfrutar de un interesantísimo espacio editorial del que, una vez dentro, es difícil salir. La impetuosa y apasionada carta que aquí recogemos fue obtenida en el espacio Amor en Carta.
Una carta preciosa
ResponderEliminarQue hermosa manera de transmitir tan profundos sentimientos, amor, deseo, erotismo. Me atrapó, me encantó.
ResponderEliminarBellísimo, así como tbn las imágenes que acompañan este post.
Te beso amigo mío, que estés bien.
REM
PRECIOSO E INCANDESCENTE
ResponderEliminarGRACIAS
Impresionante.
ResponderEliminarQuedé colgada de tanta pasión y fuerza en la expresión del sentimiento.
Un abrazo.
Qué hermoso es ser amado como él sabe hacerlo, con todo y sin límites, con la fuerza del mar y del viento huracanado, que no sabe medir consecuencias en medio de la tempestad.
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