jueves, 12 de enero de 2012

La última Carta de Reinaldo Arenas, escrita antes de quitarse la vida





“Cuba será libre. Yo ya lo soy...”




Queridos amigos: debido al estado precario de mi salud y a la terrible depresión sentimental que siento al no poder seguir escribiendo y luchando por la libertad de Cuba, pongo fin a mi vida. En los últimos años, aunque me sentía muy enfermo, he podido terminar mi obra literaria, en la cual he trabajado por casi treinta años. Les dejo pues como legado todos mis terrores, pero también la esperanza de que pronto Cuba será libre. Me siento satisfecho con haber podido contribuir aunque modestamente al triunfo de esa libertad. Pongo fin a mi vida voluntariamente porque no puedo seguir trabajando , Ninguna de las personas que me rodean están comprometidas en esta decisión.
Solo hay un responsable: Fidel Castro. Los sufrimientos del exilio, las penas del destierro, la soledad y las enfermedades que haya podido contraer en el destierro seguramente no las hubiera sufrido de haber vivido libre en m país.
Al pueblo cubano tanto en el exilio como en la Isla le exhorto a que siga luchando por la libertad. Mi mensaje no es un mensaje de derrota , sino de lucha y esperanza.

Cuba será libre. Yo ya lo soy.



Reinaldo Arenas
New York




El 7 de Diciembre del 1990, Reinaldo Arenas tomó la decisión de quitarse la vida. Tenía 47 años. Ese día, escribió la que sería, a buen seguro, la carta más difícil de toda su existencia. Era una carta breve, casi telegráfica, desnuda de cualquier gesto literario. La hizo acompañar con la instrucción de que fuera publicada en el Diario de las Américas, y enviada a todos sus amigos. Poco después de escribirla preparó un cóctel de alcohol y tranquilizantes. Y se lo bebió. Muy pocos días después de que lo hallaran muerto, sus amigos recibieron su última carta. "Ya soy libe", decía.. Yo soy libre…






































2 comentarios:

  1. me conmocionó la película de Schnabel y, en ella, la interpretación de Bardem. también tendré que leer a Arenas, al final le conozco demasiado poco.
    a veces, siento que tengo demasiados deberes...

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  2. Aún cuando arrecie el invierno de la vida, ésta vale la pena ser vivida. No fue un sacrificio porque su muerte no aportó nada a la causa, sólo fue un final decidido en libertad. Pero creo que es más admirable decidir vivir, cuando todo se hace cuesta arriba. La muerte cuando es autoconferida es una decisión de la que no podemos arrepentirnos después. Y es seguro que como seres humanos cada día cometemos errores mas éste es irreparable.

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