París,
8 de marzo de 1978.
Querida Edith:
Tu
carta no agrega nada nuevo, por desgracia, a una situación sin salida. Hace
mucho que he dejado de entender lo que pasa con las ediciones alemanas, y sólo
sé que Wittkopf trabaja en una antología de mis cuentos y que Fries traduce Rayuela.
No tengo (ni quiero tener) ningún contacto directo con editores, que son
siempre una fuente de líos. Y yo ya tengo demasiados líos en estos tiempos.
Sé
que el problema con vos no se resolverá a pesar de cualquier esfuerzo, y que
Sularkamp (ilegible) es una gigantesca máquina que no cambia su conducta una
vez que la ha decidido.
Lamento
que una vez más vuelvas sobre ese tema tan penoso para vos y para mí, pero te
comprendo de sobra; solamente que ya es tarde para cambiar las cosas, y creo
que tu correspondencia con Wittkopf te lo prueba de sobra.
Por
favor, no vuelvas sobre el pasado, porque ya nadie quiere entender cosas tan
complicadas y que parecen sin salida. Si yo puedo ayudar en el presente ya
sabes que lo haré, pero esa historia detallada que me cuentas en tu carta no
sirve más que para amargarte y amargarme. Y créeme que en estos tiempos la
amargura es mi comida cotidiana. Hago lo que puedo por la Argentina y Chile, estoy
continuamente en viaje para ayudar la causa de esos pueblos, y el resultado es
siempre igual: tristeza y amargura. Y si el presente es así, ¿cómo agregarle el
pasado y volver atrás en busca de arreglos que ya nadie entiende?
Me
gustaría recibir de vos otro tipo de cartas. Hay tanto de vivo y de bello en tu
persona, hay tantas cosas mejores que esa vuelta atrás en que te obstinas.
Espero
que Joanna esté bien. Para vos, un abrazo fuerte y el cariño de
Julio
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Carta de Julio Cortázar a Edith Aron, la "Maga" (Fragmento)
Grandes Obras de
El Toro de Barro
2ª Edición.
PVP 10 euros
edicioneseltorodebarro@yahoo.es
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no apuntéis vuestros fusiles
sobre mi alegría,
contra la que no vale la pena malgastar
ni lo que cuesta un cartucho.
Lo que veis
ágil y rápido como una gacela,
huyendo en todas direcciones como una perdiz
no es alegría,
creedme,
sobre mi alegría,
contra la que no vale la pena malgastar
ni lo que cuesta un cartucho.
Lo que veis
ágil y rápido como una gacela,
huyendo en todas direcciones como una perdiz
no es alegría,
creedme,
mi alegría nada tiene que ver con la felicidad...
Otros poemas de Mohamed Ali Taha
Esta carta fue publicada en la revista del diario La Nación, en Buenos Aires, el siete de marzo de 2004. Fuentes: Amor en Carta. Recomendamos, así mismo, adentrarse en las evocaciones de Rocamadur . Bueno sería, además, hacerlo también a las palabras de Guillermo Mayr en El jinete insomne, así como repasar la entrevista a la protagonista que realizó y editó Juan Cruz en la revista Página12, que nos introduce en la compleja relación que mantuvo con el autor de La Rayuela.
Su blog es precioso. Leer las cartas prueban que el amor existe
ResponderEliminary se extiende como un manto de luz.
Saludos
Ay Carlos, voy a enloquecer con tanta carta, no es que no me guste el género epistolar, es fascinante, me estás abriendo una puerta a ese mundo misterioso y cautivante de la correspondencia privada de otros, en la que tantas veces me encuentro, como si fueran las propias. Después de leer esta carta en la noche, no puedo menos que decirte ¡Dulces sueños.!
ResponderEliminarNo acabó muy bien con Edith Aron. La Maga se evaporó y Oliveira tomó otros caminos más dulces.
ResponderEliminarTampoco quedó contento con su traducción al alemán.
Razón llevaba cuando decía que esos líos editoriales lo enredaban de más.
Gracias por este cachito de Julio.
Un beso, querido Carlos.
Bueno, eso de carta a La Maga...¡definitivamente,no! Falla el tono y el asunto. Ya sé de que se trata de la mujer que dicen que inspiró el personaje pero es que...entre las dos media un mundo.
ResponderEliminarA la maga, Julio, le hubiera dicho algo así como...
¡chiquilina chiflada, dejá el mate que lo hacés fatal y.. volá un poquito sobre el Puente de las artes...¡vola bajito, chillame en el oído, golondrina loca, dale...métete en mi bolsillo del pecho toda temblando, pajarito y...acompañame!
Lo otro es una carta, bastante fría a Edih Aron con quien parece no entenderse.
Che, Carlos ¿cómo estás?