martes, 15 de noviembre de 2011

Carta de Virgilio Ferreira a su esposa Sandra, tras su fallecimiento...




Virgilio Ferreira
"...siempre duermo en mi lado, como debo de haberte dicho ya, para que quede libre el tuyo en caso de que vuelvas... "


Sandra. Ayer me acosté temprano. Tenía frío aunque el brasero estaba bien cargado. Y quizá por el frío o por el brasero me acosté temprano. En los pueblos, como debes saber, la gente se acuesta casi con las gallinas. Y yo voy entrando en ese hábito. No del todo, porque la lectura o la radio o la divagación del pensamiento o un disco en el tocadiscos me aplazan el sueño para más tarde. Pero ayer me atacó pronto y me fuí a la cama. Deolinda siempre me mete entre las sábanas una botella de agua caliente. Tengo dos, una de barro y otra de cinc. Con la de barro me quemo menos los pies cuando la toco. Pero en vuelve las dos en un calcetín viejo o en una toalla o con un extremo de la sábana. Y procura ponerla en el lado en el que me acuesto, como un día le pedí. Así el calor me adormece en un confort de refugio. Porque siempre duermo en mi lado, como debo de haberte dicho ya, para que quede libre el tuyo en caso de que vuelvas. Y efectivamente, así ocurrió ayer. Cubrí de ceniza la lumbre del brasero y me fui a acostar. Y poco después extendí la mano despacio hacia tu lado y tu cuerpo estaba allí. Pero no te moviste. Insinué entonces la mano entre el pijama y tu piel. Pero en ese instante se me cruzaron en la memoria tus modos de decir que no



Lucian Freud

***
Isabel Soler



Fuente: esta texto es el fragmento de una carta que el gran poeta portugués Virgilio Ferreira dirigió a su esposa tras su fallecimiento, recogido en 
La esfera de Ababol, y tomado de Virgilio Ferreira, Cartas a Sandra, tradución de Isabel Soler, Acantilado, Barcelona 2010. De él, Jesús Villaverde Sánchez, hizo un comentario excelente en Culturamás.

3 comentarios:

Amando Carabias dijo...

Todavía tengo la lágrima que no sabe si bajar o meterse hacia el corazón.

Anónimo dijo...

Como Amando, no sé qué hacer con los ojos llenos de lágrimas.
Hermosísima carta completa con la imagen.
Felicidades.

Maria Eugenia dijo...

Hermosa carta. Conmovedora. Es verdad que el amor no muere con la muerte...sólo se acomoda donde puede...

Un abrazo