jueves, 18 de febrero de 2010

Carta con "vino rojo" De Luis María Anson a Javier Villán

«…En nada me reconozco, pero aún tengo la llave de mi vida: morir por mi propia mano...»



Querido Javier...



En tu nuevo libro te declaras indigente y vencido, cuerpo desguazado y piltrafa. Así es que acunas tu nido en el hielo y en la lumbre mientras lamentas los cansancios del tacto adormecido. Árbol fuiste "de la fuerza del roble y de la encina, del ensueño del agua y la raíz boscosa de los vientos".
Te quejas, mi admirado poeta, de tus jardines de dicha calcinada y te preguntas, al contemplarte en el espejo, dónde está el esplendor del cuerpo que fue jóven, el vigoroso empuje del fervor y mástil vencido, mientras trizas los cristales fronterizos del fango y del incendio.
Has escrito con Aquelarre de sombras tal vez tu libreo definitivo, el más estremecedor y erizante, el más profundo y revelador, superando aquella Memoria de insonmnios, cuando te quemaba el tacto salobre y desahuciado por las ventanas de la piel, nube oscura de la herrumbre y la ceniza.
Y, claro, maldices ahora, demasiado tarde, la torpeza de tu bondad, tu generoso aliento, tu comprensión de los humanos defectos. Sabes que por delicadeza has perdido tu vida y sufres porque te has convertido en carne de bisturí cruel. Te consideras ahora modelo de urgencias y renconres. Te detestas. Aspirabas a lo eterno y con ello labraste tu desgracia. Te entristeces ante el cimbel caído, ayer tanta arrogancia y cabalgada. Estás deshabitado de tí mismo, como subrayaba Jaime Siles, el gran poeta que no sé por qué coño no está en la Academia.
No se puede escribir mejor, querido Javier Villán. No se puede alentar en más bellos versos. A la vida sólo le pides un beso por la agresión insomne de la herida. Y tienes razón, eres el que eres, camino de una tumba. Como Whitman. Como Poe. Como Cavafis. Como todos. Pero tú lo dices. "En nada me reconozco -escribes- pero aún tengo la llave de mi vida: morir por mi propia mano".
Aleja, querido amigo, los óxidos y los relámpagos que encienden la oscuridad del universo. Tus versos son impresionantes y me han estremecido. Tienes muchos años por delate de creación y vinos rojos. Estas lejos de los Poemas de la consumación de Vicente Aleixandre. Tú mismo lo has escrito. "Álzate, tus noches serán otra vez lo que ya fueron: esplendor y alborada; noches de vino y clamores de cuerpos". Ciertamente, todavía oscilan las colinas de Venus, el signo de selva de su cintura y su piel dorada de agua curva que nada en el misterio de sus ojos....


***
Creador de aventuras editoriales y miembro de la Real Academia Española, Luis María Anson es, por encima de todo, un lector apasionado. En esta carta de "vinos rojos" a Javier Villán, publicada en el diario EL MUNDO y escrita con motivo de la publicación por la editorial Calambur de Aquelarre de sombras, Anson reconstruye el mundo poético del poeta castellano encadenando él mismo un particular canto a la vida. Un poema distinto. Un poema mayor...



6 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

¿Quién se atrevería a quitarse la vida después de recibir una carta tan bella? Hay poemas que amarran a la vida. Besos, querido amigo.

Lucía dijo...

Carta que nos gustaría recibir en algún momento determinado de la vida.
Y esta carta, como un poema, ancla el sentimiento, fija el corazón.

Un beso, Carlos.

carmen dijo...

Parecería escrita para tí, para mí, para cualquier mortal que mira, incredulo, la imagen que refleja su vida, extrañando, buscando, sin encontrar respuesta.
Se muere cada día cuando dejamos de amar, se muere cada día cuando dejamos de sonreír. Y pregunto ¿Merece la pena? Para mí, no. Doy gracias todos los días por ser como soy en cada momento de mi vida.
Me quedo con esta frase "Aleja, querido amigo, los óxidos y los relámpagos que encienden la oscuridad del universo"

Un abrazo Carlos

Kosmonauta del azulejo dijo...

Y yo me quedo con: "Aspirabas a lo eterno y con ello labraste tu desgracia". Ah, el deseo el deseo... ¡siempre en el futuro!, ésa es la trampa del deseo.

Rembrandt dijo...

Una bella carta escrita a un amigo.
Me ha gustado mucho, quién no ha necesitado alguna vez de palabras como éstas?
Excelente elección mi estimado Carlos.

Besos para tí
REM

Andrabaltza dijo...

Puedo entender el tono de despedida crispada del poeta, esa rebeldía última y terrible frente a lo que fue "plena llama" y por ley de visa se ha convertido en rescoldo en trance de despedir solo un fulgor mortecino. Está claro; quién ha vivido el resplandor abomina de la sombra.

Es cierto también que como todos los que han sido (Kavafis, Pessoa y tantos, tantos más...)vamos hacia una tumba que nos espanta, pero...Por qué ese... "maldices ahora, demasiado tarde, la torpeza de tu bondad, tu generoso aliento, tu comprensión de los humanos defectos. Sabes que por delicadeza has perdido tu vida"
No entiendo a qué se refiere Ansón con esta pregunta y el no saberlo me inquieta. Tal vez porque siento que justamente, ni de la bondad, delicadeza o comprensión es algo de lo que debiéramos arrepentirnos.


Un saludo cariñoso, al editor.