sábado, 26 de mayo de 2012

Carta de Vicente Huidobro a la juventud






Nuestro deber es resucitar este Lázaro (...) Hagamos un país hermoso y próspero para dejarlo a nuestros hijos y que no se vean obligados a huir de estos parajes como de una tierra maldita (...) Y que ninguno de los sepultureros vuelvan a mostrar en la escena su cara amarillenta, con esto sólo Chile está salvado.


Queridos compañeros:

   No desmayéis un solo instante en esta hermosa labor de despertar a la juventud; mañana recordaremos estos días de entusiasmo como lo mejor de nuestra vida y quizás este recuerdo prolongue nuestro vigor y retarde para nosotros la hora de la vejez.
   Nuestro gesto es sólo un gesto de afirmación magnifica. Existimos y queremos probarlo. En medio de la baba gaseosa que se respira en el ambiente chileno, en medio de la piara estúpida y taciturna que enmienda de mediocridad nuestra vida cotidiana, hemos lanzado un grito y es preciso que este grito, reflejo de todos nuestros anhelos, se condense en el espacio como la nebulosa que forma un sol de primera magnitud.
   Somos los apóstoles de un Cristo invisible, de un Cristo abstracto a la juventud. Convirtamos en realidad este abstracto, realicémoslo, como aquel que ansiara realizar un sueño. Es posible que muchos quieran crucificarlos, es posible que lo crucifiquen, pero antes de la crucifixión tenemos treinta y tres años para sembrar.
   Jóvenes, seamos jóvenes, seamos dinámicos, seamos enérgicos, seamos puros, desinteresados y dispuestos al sacrificio. Sacudamos esta apatía de buey durmiente que adormece hasta el paisaje de primavera con su sola presencia.
   Ayer uno de vosotros decía que yo he sido siempre como una descarga eléctrica, que soy un despertador. Esa frase me basta como recompensa, es el mejor elogio al que puedo aspirar y si realmente he logrado sacudir el adormecimiento de siesta española que nos caracteriza, podré volver a Europa pensando que valía la pena haber venido a la patria, pues he realizado en ella algo grande.
   ¡Hicimos nacer la juventud!
   Ninguno de vosotros, vaya donde vaya, podrá olvidar jamás estos momentos de lucha, de fiebre fecunda, en que vuestros ojos se iluminaban de fe, vuestros ojos de apóstoles del Cristo abstracto.
   Por favor, amigos, no desmayéis. Nada nos importa el triunfo, pues sólo queremos afirmar esto: no creemos en ellos, ni en su ciencia, ni en su virtud, ni en su inteligencia, ni en su experiencia.
    Ellos nos han condenado a vivir en un país sin atractivos y nada interesante, han hecho de este país un país tal que el pueblo ha llegado a perder el sentido de la palabra patria y no sabe por qué debe amar su tierra.
   Nuestro deber es resucitar este Lázaro, aún recién muerto, antes de que ya, podrido, tengamos que ir a buscar sus parcelas en el vientre de los gusanos.
   Hagamos un país hermoso y próspero para dejarlo a nuestros hijos y que no se vean obligados a huir de estos parajes como de una tierra maldita.
   Que ninguno de los sepultureros vuelvan a mostrar en la escena su cara amarillenta, con esto sólo Chile está salvado.


Salud y entusiasmo.



Vicente Huidobro



Publicado en Espiga. vol. 3, 1925. Primavera Centro de Documentación epistolar






















jueves, 24 de mayo de 2012

Carta de Carlos Morales a Javier Semprún, desde Jerusalén



Javier Semprún





¿Dónde está El Togray, Javier, el nuevo Prometeo de los musulmanes, de los judíos, de los cristianos, el hombre capaz de agarrar a Dios de la solapa y de hacer frente al fuego de su ira?



17 de marzo de 2004.




En estos momentos de aflicción y de zozobra en que me ha dejado la dantesca matanza de Madrid,* se levantan frente a mí con sus tambores tensos las páginas de «El último sueño de Al’Ándalus», la novela que tú mismo pusiste entre mis manos cuando el siglo acababa, al modo de una premonición que cruzara la noche con el chasquido de sun látigo sombrío. Me pregunto si acaso no fue un espejismo la imagen que tú y yo teníamos grabada del Islam como la  fresca umbría de un cerezo en flor bajo la que podía ser posible, algún día, que crecieran los jardines de la coexistencia entre los hombres y las civilizaciones. 
Naim Araidy
Como crecer el amor.
Como crece el placer.
Como crece la dicha.

La sombra alargada de El-Togray**, de aquel caudillo conquense que procuró para sus súbditos de la Santavería un territorio limpio de la torva grey del integrismo, emerge ahora en todo su esplendor de las páginas que dejaste colgadas en la mesita de noche, al lado de las gafas, el audífono y los cigarros ¿Habrá ahora alguien, en algún lugar de los desiertos sagrados, capaz de poner coto y grilletes a los sacerdotes de Dios? ¿Está dispuesto el Islam a apagar el fuego devastador que creció en su seno, a destruir el vasto muro que poco a poco levantaron sus imanes?¿Hasta cuándo podemos esperar que paren ese fiero animal de las lapidaciones, de las bombas lapa en el vientre de los niños? ¿Hasta cuándo?

Nathán Yonathán
Te recuerdo en Galilea. Te recuerdo sacudiéndote los ojos del asombro mientras caminábamos juntos entre los arrayanes de Meghar y escuchábamos el rumor del agua entre las rosas que horadaba con su mansedumbre aquel desierto bajo las estrellas y la noche, con un vaso de té en la mano. Te parecía imposible que El Togray, que tú mismo rescataste de los muertos, se multiplicara por aquellas alfombras extendidas bajos los olivos con la espada olvidada bajo las rocas y un poema de amor colgando de su turbante. ¿Pues quién sino El Togray, o Naim Araidy, era capaz de abrazar a un judío y de ofrecerle los cómodos cojines de su casa? Las cosas han cambiado, Javier, y no hay literatura –ni siquiera la tuya– que restaure de nuevo la cordura. Nathán Yonatán, aquel Togray judío que abrazó al padre palestino en el mismo cementerio en que sus hijos descansaban para siempre, murió en el mismo día, casi a la misma hora, en que un puñado de fanáticos colgaban de los trenes de Madrid un crisantemo rojo. Me lo dijo Margalit Matitiahu, con esa voz suya crecida a la sombra fresquísima de una sedería ¡Curiosa coincidencia!. Cada vez son menos, Javier. Sólo Naim resiste con sus cantos, pero su voz ya sólo es un bucle melancólico que recorre las escasas catacumbas donde el odio –todavía– no ha plantado sus jacintos.
Margalit Matitiahu

Hoy he vuelto a leer las últimas páginas –hermosísimas– de tu novela, acaso para enjuagar con ellas mi derrota personal. No está lejos el día en que los periódicos nos traigan noticias del hado tenebroso, pues los pueblos casi nunca supieron honrar a los mejores, y porque, como dice Nathán, para los valerosos, sólo “quedará una piedra al final de su camino”. ¿Dónde está El Togray, Javier, el nuevo Prometeo de los musulmanes, de los judíos, de los cristianos, el hombre capaz de agarrar a Dios de la solapa y de hacer frente al fuego de su ira? Pero paso las páginas que tú nos entregaste, y sólo veo a una mujer llorando por el hombre que le entregan ya sin vida, el hombre que tembló al escuchar el rumor de su túnica al costado, el hombre que tembló al advertir el sonido de sus limpias sandalias de mujer acercándose en la noche. Y me pregunto si nada quedó de él, nada que no sea esa recua caliente de palabras que tú supiste pastorear, nada sino un sueño, el último sueño de este Al'Ándalus doliente y perturbado en que ha quedado convertida nuestra civilización....
Un gran abrazo, Javier, para el Togray y para ti...


 


Carlos





* La carta fue escrita días después del atentado del 11 de marzo de 2004, en el que murieron 192 personas.
** El Togray es el apodo del guerrero musulmán protagonista de la novela de Javier Semprún, que logró aplastar a los santones musulmanes que propugnaban un islamismo radical en la política y las costumbres y hacer del reino moro de la Santavería un territorio donde era posible la coexistencia de todas las religiones del monteismo.














      

miércoles, 23 de mayo de 2012

Carta a Nanette de Atahualpa Yupanqui






Para ganar la luz, hay que preparar la intrepidez aunque la inexperiencia nos haga trampas. Pero para mantener la luz y la paz, debemos merecerla. Bajar los brazos es como decir Adiós, o “me rindo”...


París. Sábado 29 de junio-85

   Querida Mamá*

   Hoy amagó, desde temprano, la mayoría del tiempo. Es posible que antes de viajar pueda yo verle el rostro a unos días del verano. Hasta ahora, humedad, ausencia de calor.
    El jueves pasé unas horas gratas en casa de Daniel** y Annuck, y por supuesto, la “reina” Trilse. Está hermosa, con casi cuatro años y medio, habla dos idiomas muy claros y me recibió vestida de Zorro, con el correspondiente antifaz y el sombrerito andaluz. Comimos asado, sin sal y ensalada y fresas. Daniel va el 25 a Colombia, pero ya sabemos que sus tareas son la Paz y la Solidaridad. Parece que habrá un gran festival de ese tipo en Bogotá. Lo mío, es otra cosa, y, claro, se hace difícil. No obstante, pienso que allá se podrá trabajar. Todo es cuestión de decidirse. Hace 40 años tampoco era fácil, y el mundo sufría el tormento de una guerra despiadada. Éramos jóvenes entonces, es verdad, y más aguerridos en eso de andar a la aventura. Hoy tenemos más experiencia, pero menos caminos. Las cosas  se nos presentan como limitadas y problemáticas. Pienso que somos nosotros -en cierto modo-los que inventamos las murallas y  las fronteras. Nos hemos limitado a existir, sin el desvelo ni la intrepidez, como si hubiéramos jubilado la alegría de caminar cantando. Si no hay seguridad, nos escondemos como el caracol o el quirquincho.
     Yo miro un poco mi vida y mis guitarras y de a ratos creo que estoy contemplando el fantasma de un duende que signaba mi vida, y que me ha abandonado llevándose mis sueños y mis revelaciones.
     Sé que estoy enfrentando a la irremediable vejez, sin haberme preparado para asumirla. Estoy anciano, espiritualmente meditativo y sin condiciones para asumir la derrota. Todo lo que canto, todo lo que toco, y hablo y cuento, es oficio de la memoria, no es impulso del corazón ni del sueño.
     Es lógico, entonces, que algunos pichones - aún desconocidos- estén condicionando su vida para un salto con alegría y anhelos de buenos tiempos. Para ganar la luz, hay que preparar la intrepidez aunque la inexperiencia nos haga trampas. Pero para mantener la luz y la paz, debemos merecerla. Bajar los brazos es como decir Adiós, o “me rindo”.
     La inseguridad del trabajo en mi Patria hace que no me desprenda del departamento de París. La Argentina no es ahora un mercado abierto y entregado a la tradición de sus paisajes, como no sea cayendo en un chauvinismo desolador y peligroso. Pululan los chantas incrustados en el juego del arte musical, o el teatro, o la TV y los genios de la radio. Y no se debe, creo, caer en las redes no bien tendidas de las Comisiones de Cultura que parecieron monopolizar la actividad del espíritu creador en las provincias, así como en la Capital, amén de aspirar a exportar Cultura a Europa y Norte América, en aventuras casi desdichadas. Desdichadas para la economía de la Nación.
      Madre, si todo es así, o nos vamos muy lejos, a una isla olvidada o nos metemos al monte en nuestros pagos, sin que nadie sepa más sobre nosotros ni nuestro destino. Creo que después de 60 años de luchar aprendiendo y reflejando, tenemos el santo derecho de callar bajo los algarrobos hasta que entendamos – si nos preparamos para oírlo- el mensaje de Dios, y  aquello que no nos dijeron los abuelos.
      Por lo pronto, a conservar los 10 centavos de salud que nos restan, a leer, y pensar que debemos llevar nuestra lámpara lejos.
      Mamá. En dos semanas estoy en casa.
      Te bendigo, te abrazo.
       Hasta mañana.
                                                                    Tata





* Aunque a veces le llama "madre", el autor se refiere a su esposa Nanette.
**Daniel Viglietti es un folklorista uruguayo, amigo de Yupanqui, que sufrió persecución y censura en su país por sus ideas políticas. Estuvo exiliado en Europa durante muchos años. Annuck, es su mujer y Trilse, su hija)



***




 Atahualpa Yupanqui, Cartas a Nenette, compiladas por Víctor Pintos, Editorial Sudamericana.




(Debemos el conocimiento de esta carta al poeta argentino 
Héctor Berenguer,
al que agradecemos profundamente su atención)



















domingo, 20 de mayo de 2012

Carta de Zelda Fitzerald a Scott Fitzerald




Montgomery (Alabama).
Marzo 1920.

     Cuando miro hacia el camino y te veo venir, y veo tus arrugados pantalones emerger de todas las nieblas y de todas las brumas y correr hacia mí...

     Sin ti, querido, no podría ver ni oír ni sentir ni pensar ni vivir. Te quiero mucho y no permitire que estemos separados una noche mas mientras duren nuestras vidas. Estar sin ti es como pedir clemencia a una tormenta o matar la Belleza o hacerse viejo.Tengo muchas ganas de besarte en la espalda, donde nace el pelo, y en el pecho -¡cuánto te quiero!- y no sé cómo decirte hasta qué punto.Pensar que voy a morir sin que lo sepas...tienes que esforzarte por sentir lo mucho que te quiero, lo inanimada que me quedo cuando te vas.
     Vuelve pronto, vuelve pronto a mí , no podría soportar estar sin ti aunque me odiaras y estuvieras cubierto de llagas como un leproso, aunque te escaparas con otra mujer y me dejaras morir de hambre y me golpearas, te seguiría queriendo, lo sé...

     Amante, amante mío, cariño mío....

     Tu esposa


Fuente



Grijalbo-Mondadori editó en 1994 las Cartas de amor y de guerra (1919-1940) en traducción de Ángela Pérez, de las que se ha extraído esta carta. En ellas, la voz de Zelda aparece prácticamente oculta en las zonas más umbrías del escenario en el que se escenifica la compleja y dramática historia de amor entre el autor del Gran Gastby y aquella muchacha de Alabama de personalidad turbulenta que terminó su vida en el incendio que destruyó el hospital para enfermos mentales en que fue recluida. 
Hija de juez y nieta de senador, esa hermosa, amoral, consentida y libérrima muchacha de Montgomery Zelda Sayre (1900-1948) cayó literalmente rendida en 1918 frente al apuesto y escrupuloso teniente Francis Scott Fitzgerald, ese muchacho "hermoso como un poema de Byron" oriundo de Saint Paul (Minnesota). Casada con él, y ya en Nueva York, la pareja se dio a una vida desenfrenada mientras Francis triunfaba en el mundo literario con A este lado del paraíso. 
La arrolladora personalidad del novelista aplastó bajo los febriles excesos de una vida de éxito y derroche todos los muchos brillos de la personalidad de Zelda, que intentó sin éxito desarrollar su creatividad de pintora, escritora y bailarina. Presa de la esquizofrenia, fue recluida en el Hospital Highland de Asheville (Carolina del Nort), iniciando desde allí con su afamado esposo una extensa correspondencia. Hasta la aparición de esas cartas, de la biografía escrita por Nancy Milford y, sobre todo, hasta la edición de la novela Alabama song, de Guilles Leroy, la fascinante intensidad de la personalidad de Zelda no ocupó otro nicho que el propio de una frívola divinidad menor. Habían transcurrido entonces casi cincuenta años desde que la chica de Alabama muriera calcinada en la habitación cerrada con llave en que dormía en un hospital psiquiátrico.
Un drama real el suyo, más propio de una novela romántica que de la devastadora exitencia de un espíritu aplastado por la desesperación y por una soledad interminable....













Tercera carta de Henry Miller a Brenda Venus



Pero soy un hombre y siempre estoy enamorado de una o de dos o de tres o de cuatro 




Te llamé anoche hacia las diez y media pero no contestaste ¿Estabas fuera o en la cama con otro amante? ¿Has contestado alguna vez mientras estabas haciendo el amor o te has puesto el teléfono entre las piernas? (…) Recibir una montaña de cartas de una belleza como tú me pone un poco caliente (…) Lo importante no es cuándo empiezas a joder sino cómo lo haces. Con el corazón y el alma o sólo con el coño (…) Dios, si pareces violable. Perdona que te lo diga así pero no puedo evitarlo. Parece como si estuvieses lista para ser forzada (…) Me siento culpable por hacerte insinuaciones. A decir verdad estoy profundamente enamorado de una mujer. Es un amor eterno y lo digo en serio. Pero soy un hombre y siempre estoy enamorado de una o de dos o de tres o de cuatro (…) Si los periodistas se enteraran de lo nuestro me ridiculizarían hasta la muerte





Fuente: Henry Miller, 

Querida Brenda.

Seix Barral 1986





CARTAS A BRENDA VENUS

Primera carta de Henry Miller a Brenda Venus...

Segunda Carta de Henry Miller a Brenda Venus

Tercera carta de Henry Miller a Brenda Venus

Carta cuarta de Henry Miller a Brenda Venus

Quinta carta de Henry Miller a Brenda Venus

 

 

CARTAS A ANAIS NIN

Dos cartas tumultuosas de Henry Miller a Anaïs Nin

Carta de despedida de Henry Miller a Anaïs Nin


 





LIBROS RECOMENDADOS

Un manojo de cartas póstumas del poeta Carlos Edmundo de Ory a su compañero y amigo de fatigas vanguardistas Eduardo Chicharro.





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domingo, 13 de mayo de 2012

Carta a su novia de un soldado español republicano





Joaquín Figuerola

Allepuz 9 de noviembre de 1937

Queridisima Enriqueta: Me alegraré que al recibo de esta te encuentres en la mas completa salud al igual que la mia por la presente sin novedad.
El motivo de la presente es para decirte que hé recibido tu carta del dos del actual en la que veo que estas bien de salud que es lo que mas deseo.
De la pregunta que me haces verdad amor mio que aunque yo no te lo escriba tu crees en mi amor sincero y verdadero que te profeso y eso te contesto que yo creo muchisimo en tu amor, no solamente creo sino que estoy completamente convencido de que seré el hombre mas feliz de todos a tu lado porque necesito tu cariño porque no puedo pasar sin tus amorosos besos esos besos tan fuertes y tan apasionados y el candor de tu cariño, ese cariño tan grande y tan puro, ese cariño que ha llegado a lo mas hondo de mi alma, ese cariño que me vuelve loco que me transtorna, que no puedo pasar sin el porque es la esencia de mi felicidad y la dicha tan enormemente deseada por mi amor.
Yo considero a tu amor igual al mio aunque sufres un poco mas porque tu te preguntas ¿y si no me quiere que será mi en lo que yo le quiero a el? aunque yo te lo diga ya se que tu sufriras mucho porque siempre te quedará la duda, pero yo te juro por lo mas sagrado que es mi amor que mi amor será eterno acia ti te lo juro como nunca he jurado porque mi vida no me pertenece sino que te pertenece a ti porque mi vida sin ti no sería vida seria una especie de sonambulismo errante por el mundo deseando la muerte a cada instante porque le faltaria lo principal que es tu amor tu cariño y tus besos.
Estando escribiendote han tocado llamada de batallón que despues de formar nos han avisado que se preparemos que nos marchamos de este pueblo, te hiba a echar la carta pero me han venido al pensamiento pero si te hecho esta carta como voy a escribirte cuando llegue al otro pueblo porque es que como no tengo ni una carta así es que te lo terminaré en llegar a nuestro nuevo destino.


Allepuz 11 11 37


Queridísima ilusión mia aun te escribo otra vez de aquí, porque nos avisaron que nos marchabamos, pero se suspendió para marchar hoy o mañana según dicen a Escoriuela que esta a una hora escasa a pié de Alfambra, te termino la carta aqui para que no escribas asta que no vuelva a escribir pues hayer recibí carta de Molina con un sobre para que le conteste que lo aprovecharé para escribirle de donde llegemos yo ya le avisaré a el que en cuando la reciba que vaya a avisaros y deciros la nueva dirección. De lo que te decia el otro dia de mandarme cartas lo puedes hacer dentro de otra pones diez y la certificas

El tiempo vuelve a nevar otra vez aquí me diras si en casa llueve o hace mucho frio.
Sin mas que decirte se despide este que te quiere con una ilusión tan fuerte que cuando pienso en ti todo lo veo de color rosa y te envia muchos besos y abrazos y es

J. Figuerola

[En los márgenes del papel]
Les diras a mis padres que me envien todas las semanas Ruta Confederal
Recuerdos para todos tambien avisaras a mis padres de que me marcho






Fuente:






Carta de Durruti a los obreros rusos (dos versiones, ¿Cuál fue la cierta?))



 

 En Rusia viven numerosos revolucionarios internacionales que sienten y piensan como nosotros. Pero no son libres. Se hallan en celdas, en cárceles políticas y en campos de trabajos forzados. Muchos de ellos han exigido expresamente que los pusieran en libertad para luchar en España, en primera línea, contra el enemigo común. El proletariado internacional no puede comprender por qué están detenidos esos compañeros.



Primera versión


CNT-FAI. Milicias Antifascistas, Columna Durruti, Cuartel General.


Al proletariado de la Unión Soviética:

Compañeros, aprovecho esta oportunidad para enviaros fraternales saludos desde el frente de Aragón, donde miles de vuestros hermanos luchan, como vosotros veinte años atrás por la liberación de nuestra clase, oprimida y humillada durante siglos. Hace veinte años, los obreros de Rusia enarbolaron en Oriente la bandera roja, símbolo de la hermandad internacional de los trabajadores. Vosotros habéis puesto vuestras esperanzas en la clase obrera internacional, confiando en que ellos os ayudarían en la gran obra que habíais iniciado. Los trabajadores del mundo no os traicionaron, sino que os ayudaron todo lo que pudieron.
Hoy ha nacido en Occidente una nueva revolución y se vuelve a desplegar la misma bandera que representa nuestro ideal común y victorioso. La fraternidad une a nuestros pueblos largamente oprimidos, el uno por el zarismo y el otro por una despótica monarquía. Confiamos en vosotros, los obreros de la URSS, para la defensa de nuestra revolución. No podemos fiarnos de los políticos que se llaman antifascistas y demócratas. Sólo creemos en nuestros hermanos de clase.
Sólo los obreros pueden defender la revolución española, así como nosotros luchamos por la rusa hace veinte años. Creednos. Somos obreros como vosotros. En ningún caso renunciaremos a nuestros principios ni deshonraremos los símbolos del proletariado, las herramientas de nuestro trabajo, la hoz y el martillo.
Saludos de todos los que combaten en el frente de Aragón, arma en mano, contra el fascismo.

Segunda versión


A los obreros rusos:

En Rusia viven numerosos revolucionarios internacionales que sienten y piensan como nosotros. Pero no son libres. Se hallan en celdas, en cárceles políticas y en campos de trabajos forzados. Muchos de ellos han exigido expresamente que los pusieran en libertad para luchar en España, en primera línea, contra el enemigo común. El proletariado internacional no puede comprender por qué están detenidos esos compañeros. Tampoco comprendemos por qué los refuerzos y las armas que Rusia se dispone a enviar a España son objeto de un regateo político que comporta la renuncia de los revolucionarios españoles a su libertad de acción.
La revolución española debe seguir un curso diferente al de la Revolución Rusa. No debe desarrollarse bajo la consigna: «Un partido al poder y los demás a la cárcel.»
Debe procurar por el contrario la victoria del único lema que favorece verdaderamente al frente único y no lo rebaja a un engaño: «Todas las tendencias al trabajo, todas las tendencias al combate contra el enemigo común. ¡Y el pueblo decidirá qué régimen le conviene!» 
 
Vuestro compañero B. Durruti.
Osera, 22 de octubre de 1936.




Fuente: 

 

 






 

 

Carta a Santiago Carrillo del enterrador de Paracuellos, El Estudiante.








Sr. Don Santiago Carrillo Solares


       Madrid
     Creo que me conocerás. Yo sí te recuerdo mucho. Hoy soy vecino de Aranjuez, tengo 85 años. En el año 1.936 fui enterrador del cementerio de Paracuellos del Jarama. También estuve en la checa de la ESCUADRILLA DEL AMANECER, de la calle del Marqués de Cubas n 17 de Madrid, donde presencié los más horribles martirios y crímenes.
      También estuve en el Cuartel de la Guardia de Asalto de la calle Pontones, en la Puerta del Sol, donde tú, Santiago Carrillo, mandabas realizar toda clase de martirios y ejecuciones en las checas de tu mando. Yo soy Pionero, al que llamaban EL ESTUDIANTE, que llevaba la correspondencia a las diferentes checas a cambio de la comida que me dabas
   ¿Me conoces ahora, Santiago Carrillo? ¿Te acuerdas cuando tú, Santiago Carrillo, acompañado de la Miliciana SAGRARIO RAMÍREZ y de SANTIAGO ESCALONA y RAMIRO ROIG alias EL PANCHO, en la era de Fuencarral, Kilómetro 5, el día 24 de agosto de 1.936 a las 7 de la mañana, asesinasteis al Duque de Veragua y tú, Santiago Carrillo, mandaste que le quitaran el anillo de oro y piedras preciosas que llevaba? ¿Recuerdas que no se lo podías quitar y tú, Santiago Carrillo, ordenaste que le cortaran el dedo?



     ¿Te acuerdas, Santiago Carrillo, la noche que llegaste a la checa del Fomento, en el coche Ford, matrícula de Madrid 984, conducido por el comunista JUAN IZACU y los chequistas MANUEL DOMÍNGUEZ alias EL VALIENTE y el Guardia de Asalto JOSÉ BARTOLOMÉS y en el sótano mandaste quemar los pechos de la monja Sor Felisa del Convento de las Maravillas de la calle Bravo Murillo, y así lo hizo EL VALIENTE con un cigarro puro? Esto sucedió el 29 de agosto de 1.936 a las 3 de la madrugada
     ¿Me recuerdas ahora, Santiago Carrillo?
     Con 24 años que tenías, ¡cuántos asesinatos cometiste!
     ¡Cuánta sangre tienes derramada en España!
     No quiero molestarte más, Santiago Carrillo, CRIMINAL.
    Se despide de ti el enterrador de Paracuellos del Jarama, alias EL ESTUDIANTE, que presenció los martirios y asesinatos que tú, Santiago Carrillo, mandaste que se realizaran en España.





***


Fuente: 
http://guerracivil.forumup.es/post-9160-guerracivil.html#9160.
En las fotografías, el autor de esta carta, El Estudiante, reprodujo para la prensa local de posguerra sus recuerdos sobre el asesinato del Duque de Veragua. Puesto en entredicho por la historiografía contemporánea española, nos sitúa frente a un asunto más de los muchos que rodean presuntamente la controvertida figura del veterano dirigente comunista, uno de los grandes y más admirados protagonistas de la Transición Española hacia la democracia. 
Y que acaba de morir hoy, día  18 de septiembre de 2012, cuatro meses después de que dejáramos aquí esta carta.
Descanse en paz.