Miguel de Cervantes Saavedra, en su lecho de muerte.
Soberana y alta señora:
El ferido de punta de ausencia, y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que además de ser fuerte es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo. Si gustares de socorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto, que con acabar mi vida habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo.
Tuyo hasta la muerte,
El caballero de la triste figura
Esta carta ha sido tomada del blog Las hermosas fieras interiores.
6 comentarios:
¡Qué hermoso, pero qué...hermoso este lamento del triste caballero! Le dan ganas a una de saltar los terribles precipicios de la ficción y acariciarle suave, suave la barba y los ojos y decirle con un susurro dulcísimo...shhh, shhh tranquilo, ya esta aquí Dulcinea y no habrá nadie que la mueva de tu lado....
Es que ciertos requiebros no pueden dejarse sin respuesta ¿no crees, Carlos?
No ha habido ni habrá un amador que pueda hablar a una mujer con la rendida cortesía de don Quijote. De verdad, ni siquiera Cyrano.
Pero sabes bien, Begoña, que no son pocos los que dejan pasar esos requiebros del amor ferido. La vida esta llena de ejemplos de ese cruel pasar, en que uno es a veces malhechor, y otras tantas malherido. La generosidad no nos llega a muchos ni a la suela del zapato. Nos sobra orgullo, como a Dulcinea, y nos falta generosidad con quienes nos amaron, pero no supieron hacerlo a nuestro modo...Brindo por tus poemas, de nuevo, y siempre...
La vida siempre a destiempo, momentos que no coinciden, sentimientos encontrados después de haberse perdido y nunca hallarse,... ni en el límite de lo insondable...quiebra en el eterno infinito este hermoso lamento, no por hermoso, menos angustiante...
La vida siempre a destiempo, momentos que no coinciden, sentimientos encontrados después de haberse perdido y nunca hallarse,... ni en el límite de lo insondable...quiebra en el eterno infinito este hermoso lamento, no por hermoso, menos angustiante...
Un placer leer tantas cartas. De mis géneros favoritos.
Y obvio, muchas nos las conocía.
Por supuesto que acepto. Será un placer y además un honor. Mi carta es tu carta.
Muchas gracias.
Abrazos.
Pd. Y sí, Veracruz pasa por un mar rojo. Esperemos que pase pronto.
Bellísima carta que, en su brevedad, logra resumir un sentimiento tan universal como el saberse completamente en manos del amado: tener vida, si nos ama, o recibir la muerte si nos desprecia. Genial Cervantes.
Un abrazo muy fuerte, Carlos. Espero que todo vaya bien.
Publicar un comentario